Las precipitaciones de las últimas semanas generaron inundaciones en el centro productivo del país, que retrasan la recolección de los cultivos. El INTA brinda recomendaciones para cosechar y minimizar el impacto.
Caminos anegados, campos inundados y parte de los cultivos con brotes, es la postal que grafica lo que sucede en una de las regiones de mayor producción agropecuaria del país.
La situación más delicada se ve en Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba. Allí, según estimaciones del Instituto de Clima y Agua, en el mes de abril, algunas localidades acumularon más de 200 mm. En este contexto, técnicos del INTA brindan recomendaciones para facilitar la cosecha de granos en situaciones adversas de clima y suelo.
El retraso en la cosecha, debido a las intensas lluvias, sumado a la alta humedad del ambiente desencadenó un proceso en el que se observa apertura de vainas, con granos hinchados, y en muchos casos, granos que están empezando a brotar.
Hernán Ferrari, especialista en tecnologías de cosecha del INTA Concepción del Uruguay –Entre Ríos–, señaló que “el productor deberá estar alerta para aprovechar los pocos momentos de tregua que ofrece el clima para que el impacto de las pérdidas sea el menor posible”.
Según el informe semanal del Instituto de Clima y Agua del INTA, las precipitaciones de las últimas semanas –especialmente en el este del país– generaron inundaciones en gran parte del litoral y norte de la región pampeana.
Durante la última semana, las localidades más afectadas fueron Monte Caseros –Corrientes–, donde cayeron 140 mm, Reconquista –Santa Fe– con 92 mm, Sunchales –Santa Fe– con 85 mm y Concordia –Entre Ríos– con 70 mm.
De acuerdo con el informe semanal, en Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba se reportaron áreas de maíz y soja afectadas por los excesos hídricos. Algunas zonas se encuentran afectadas con anegamientos y encharcamientos en lotes y caminos.
Asimismo, en Entre Ríos se reportaron pérdidas por plantas de maíz volcadas, apertura de chauchas, granos brotados y ataques de hongos y bacterias en el cultivo de soja de primera. En Santa Fe también se reportaron pérdidas en el cultivo de soja por mermas en rendimiento o desmejoramiento de la calidad.
A pesar de esta situación, la cosecha de maíz avanzó en algunas áreas de la región Pampeana: En 25 de mayo –Buenos Aires– se cosechó un 37 % del área sembrada, en Marcos Juárez –Córdoba–avanzó un 40 %, en Santa Fe el porcentaje llega a 45 del total; mientras que la cosecha de soja alcanza un 14 % del área nacional sembrada.
En este sentido, Ferrari explicó que para ingresar a los lotes a cosechar “la máquina deberá estar preparada para transitar sobre un suelo con muy baja capacidad portante –alto riesgo de empantanamiento–, ajustada para cortar plantas debilitadas y con chauchas de fácil apertura, regulada para alimentar eficientemente su sistema de trilla con material húmedo y calibrada para limpiar el grano”.
Dentro de la operatoria, Ferrari remarcó que “la capacidad portante del suelo es proporcional al tiempo en que la máquina permanezca sobre él, por lo que se recomienda una velocidad de avance de 7,5 kilómetros por hora, que es la máxima que admiten la mayoría de los sistemas de corte”.
Por otro lado, una acción que mejora la flotabilidad de la máquina es evitar cargar la tolva al máximo de su capacidad. “Con esto, se logrará reducir la presión específica sobre el suelo hasta un 30 %, lo que será clave para garantizar la transitabilidad de la máquina sobre el suelo anegado”, señaló Ferrari. En este sentido, también se deberá evitar que los equipos de apoyo, como tractores con tolvas autodescargables, transiten sobre el terreno acompañando a la cosechadora durante la descarga, debido a que aumentaría el nivel de huellas entre un 5 y un 7 % y el riesgo de que el equipo de apoyo quede empantanado en el lote.
“Por más que la máquina avance a su máxima velocidad, las revoluciones de giro del molinete no deberán superar el 15 %”, aseguró el técnico del INTA para quien “la mayor limitante se debe a que las chauchas se encuentran muy propensas a abrirse y, por lo tanto, el mínimo golpe del molinete sobre ellas provocará grandes pérdidas de granos”. Según Ferrari, debido a que todo el material (grano, granza y paja) estará muy húmedo se dificultará la labor de limpieza por diferencia de peso. “Será importante realizar una muy buena regulación del sistema de limpieza por tamaño, para luego poder ajustar por peso con el viento”, expresó.
En caso de que la cosechadora cuente con deflectores de viento, “es aconsejable colocarlos lo máximo posible hacia adelante –contra la cabina–, para lograr una corriente de alta presión y bajo caudal, esto permitirá obtener un complemento eficiente a la separación por tamaño”, señaló el técnico del INTA. Teniendo en cuenta que estamos en presencia de una cosecha con muchas dificultades, donde el cultivo se encuentra muy susceptible al desgrane y en muchos casos con falta de piso o suelos inundados, se requiere una adecuada regulación de la máquina.
Almacenamiento: cómo minimizar las pérdidas
El manejo de los granos durante la poscosecha será clave para asegurar la calidad e inocuidad. En este sentido, técnicos del INTA Balcarce –Buenos Aires– recomiendan aireación y monitoreo permanente para evitar pérdidas.
“La cosecha de grano húmedo implica afrontar gastos extras”, señaló Ricardo Bartosik –coordinador del proyecto de Poscosecha del INTA– quien, además, aseguró que el almacenamiento indebido puede resultar en pérdidas de calidad comercial debido al riesgo de la potencial aparición de micotoxinas. “La humedad es la principal enemiga de una buena conservación”, aseguró Bartosik y explicó que “estas condiciones de almacenamiento causan una pérdida de calidad inminente, por lo que se recomienda hacerlo en casos extremos y por periodos de tiempo cortos hasta que pueda ser secado”.
La recepción de la cosecha en los acopios estará determinada en gran medida por la capacidad de secado (especialmente en maíz), ya que las plantas pueden manejar una porción limitada de grano húmedo. Bartosik recomendó “coordinar con los acopios la recepción de granos con excesiva humedad para evitar demoras inesperadas en la descarga de los granos”.
En campañas como la actual se supera la capacidad de secado de los acopiadores, acondicionadores y puertos, lo que repercute primero en aumentos de las tarifas de secado y finalmente en rechazos en la recepción de lotes por alta humedad. Para afinar los números, el INTA desarrolló una herramienta que permite calcular los costos de secado personalizados para cada tipo de operación.
Asimismo, en caso del almacenamiento en bolsas plásticas Bartosik aseguró que se debe tener en cuenta que la humedad segura es la de comercialización y es importante considerarlo como una práctica estrictamente temporaria, especialmente con humedades de maíz por encima de 17 % y soja por encima de 14 %.
Fuente INTA Informa