Conmocionados, los vecinos, las autoridades, se acercaron a la despedida del bombero Gabriel Núñez y más, sus compañeros de la planta industrial Federico Meiners, de la firma SADESA, donde trabajaba.
La ciudad de Esperanza anocheció y amaneció de luto. El frío fue más que un hecho físico, congeló el alma de la comunidad. Uno de sus hijos, de apenas 27 años dejó la vida en una práctica de rigor.
Delegaciones de Bomberos de toda la provincia estuvieron presentes en la sala de velatorio en el Cuartel de Bomberos Voluntarios de Esperanza, conmocionados con el hecho.
Pero más golpea a la familia bomberil porque Gabriel Nuñez es hijo de Alberto Nuñez, quien hasta hace escasos meses fue Jefe del Cuartel de Bomberos Voluntarios de Esperanza. Es decir, viene de una familia de bomberos voluntarios.
Sus restos fueron inhumados en el cementerio municipal en la mañana de ayer ante miles de lágrimas por esta tragedia tan dolorosa no sólo para su familia y sus amigos, sino para toda la ciudad.
De cómo sucedieron los hechos, seguramente los expertos lo dirán oficialmente cuando se hagan las pruebas de rigor.
De manera extraoficial se puede decir que como todos los miércoles, un grupo de bomberos voluntarios se encontraba en las habituales tareas de una práctica en altura con la moderna autobomba con escalera, frente al cuartel.
Gabriel Nuñez de 27 años era uno de ellos. La hora cercana del miércoles era las 20,30 aproximadamente.
Siempre en versión extraoficial, como se sabe, los bomberos descienden por sogas. Una por la que bajan manualmente y otra de seguridad.
Todo este material se prueba antes de las prácticas. Cabe destacar la gran profesionalidad con que los bomberos esperancinos cumplen estos ritos de práctica y más porque muchos de ellos son profesores en la Regional de Bomberos.
Sin embargo, algo inesperado -como en todo accidente- acaeció de forma fatal porque en un momento el bombero- que viene de una familia de bomberos y tenía una aquilatada experiencia- se precipitó al vacío cayendo duramente contra el pavimento de calle San Martín, frente al Cuartel, y en medio de la conmoción, sus compañeros especializados presentes ensayaron ejercicios de reanimación pero que fueron en vano, al igual que las tareas realizadas por el servicio médico de emergencia del 107 que llegó presurosamente al lugar de urgencia.
Desde esa hora fatal hasta estas horas, la tristeza es parte del rostro y el corazón de la comunidad esperancina, porque se trata de una familia muy querida.
Los familiares en su momento solicitaron a la comunidad no enviar ofrendas florales y su importe donarlo a entidades de bien público, inclusive a Bomberos Voluntarios.
Los restos del bombero Núñez fueron velados como se dijo en la mañana de ayer jueves en el Cuartel de Bomberos Voluntarios de Esperanza donde una gran cantidad de familiares, bomberos y sus familias, integrantes de comisión directiva que preside Abel Engler, compañeros de trabajo de la firma industrial SADESA, autoridades políticas, representantes de entidades intermedias y vecinos en general, lo despidieron con oraciones permanentes, y le dieron el abrazo de pésame a sus padres y familiares que no encuentran consuelo en este hecho tan doloroso. Y fueron inhumados a las 11 en el Cementerio de Esperanza, previo oficio religioso en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús del Barrio Norte.
«Tantas veces ha dado Gabriel su vida a riesgo en hechos como este, que no se puede entender que ahora nos toque a nosotros. Es un día de un dolor que no se puede medir, que no se va nunca» nos confes{o un familiar como resumen de una jornada cuya tristeza no tiene calificativos en palabras ni se puede describir en medida alguna.
Gabriel Nuñez, bombero voluntario, ha dejado un ejemplo de vida y de compromiso con la comunidad al cuidado y protección de todos los esperancinos. Dios le dé consuelo a su familia.
Fuente El Colono del Oeste