Aún no esta definido el día. Es tan compleja la realidad de la lechería, que no solo con la crisis propia, con el clima y la diversidad de opiniones se enrarece aún más, sino que la influencia del Gobierno hace que la cosa se ponga más espesa.

Con varios días transcurridos desde el encuentro del jueves en Buenos Aires, donde las entidades de productores dejaron la mesa de diálogo bajo el pedido estricto de una ayuda contundente para el sector que se hunde, no solo en los tambos, sino también en el plano industrial y sin indicio alguno de respuesta, de reacción propositiva, los productores optan por no quedarse quietos.

Ayer por la tarde, en la sede de la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe se llevó a cabo un encuentro en el que Marcelo Aimaro, como presidente y Fernando Córdoba, como secretario, comunicaron la decisión de realizar medidas de fuerza la semana próxima en Rafaela, adhiriendo a esta determinación dirigentes de Apla y Federación Agraria Argentina, presentes. Aunque en el lugar, la Sociedad Rural de Rafaela, como parte de Carsfe y la propia CRA, entidad madre que la semana pasada apoyó la postura conjunta de reclamo, consideró que no es momento de movilizarse. Sin tirar leche, sin bloquear industrias y de manera llamativa se piensa el reclamo.

Más allá de estas situaciones, la lechería toca fondo, los productores se funden y como escribimos ayer, a muchos se les va la vida en esto. El reclamo ahora toma forma de grito desesperado ante una administración nacional que se recluye en los mismos vicios del poder que la gestión anterior, sin innovación alguna orientada al sector. Esto es lo que más les duele a los productores y lo que tiene a las industrias en un estado de inmovilización nunca antes visto.

La movilización que se piensa para la semana entrante, seguramente será sobre el inicio y es algo que Meprolsafe ya organiza con el resto de las entidades, pero a la vez con productores que no tienen pertenencia alguna a las gremiales, pero que entienden que salir del tambo ahora, es fundamental. Sin pasturas, sin reserva de alimento (que se la llevó la urgencia climática), con precios que se sostendrían hasta el mes que viene y nada más, no queda más que ponerse en marcha, que superar la angustia, para darle pelea y no caerse del sistema, como parece ser el destino fijado para la mayoría de las explotaciones que le dan vida a esta parte del país, a cada pueblo.

Esto no será una marcha en contra del Gobierno, sino a favor de la lechería, una queja profunda que tiene que ser atendida con urgencia y de manera concreta.

Fuente SRLC