Una investigación iniciada en Reconquista reveló el funcionamiento de una red de complicidad y protección organizada dentro de la fuerza, para garantizar el funcionamiento de kioscos y distribuidores barriales en la capital de la provincia.
La conversación entre un narco y un policía de la Unidad Regional Uno es un fragmento de las escuchas telefónicas ordenadas por el Juzgado Federal de Reconquista, que investiga una red de distribuidores de cocaína que operaba en Santa Fe, pero que contaba con ramificaciones en el norte provincial.
Son cinco audios (escuchás en formato en texto) en los que los investigadores identificaron las voces de los policías Walter Ariel Bustos, alias “Gordo” y Gustavo Miguel Gribaldo, alias “Pelado”, ambos pertenecientes a la Sección Investigaciones de la URI departamento La Capital. Los dos están presos a disposición del juez federal Aldo Mario Alurralde, quien los indagó el martes 27 de septiembre por el delito de “comercio de estupefacientes, doblemente agravado por su condición de funcionario público y por el número de personas”.
Bustos fue detenido una semana antes -el 21 de septiembre-, en medio de una maniobra comúnmente denominada “transa”, cuando junto con Carlos “Anteojito” Arce cambiaban 300 gramos de cocaína por $ 30.000.
Detenciones y allanamientos
El operativo de corte a cargo de la delegación Santa Fe y la subdelegación Reconquista de la Policía Federal Argentina, se realizó en horas de la siesta del Día de la Primavera, en inmediaciones de la calle Arzeno al 7100 del barrio San Martín.
Hasta allí llegó Bustos en su Fiat Uno rojo, en el que se halló la droga, junto a una mochila en la que llevaba su uniforme, un chaleco balístico de la División Investigaciones de la URI, su arma reglamentaria y las credenciales de funcionario público.
«Anteojito» Arce -quien también permanece detenido y ya fue indagado- iba con su pareja Romina Sánchez, la cual recuperó la libertad pero quedó ligada a la investigación. Llevaba $ 30.000 en un Chevrolet Corsa.
Producto del secuestro, la Fiscalía Federal de Reconquista, a cargo de la Dra. Viviana Bruno Campaña, solicitó al juez Alurralde la realización de cuatro allanamientos en Santa Fe, Santo Tomé y Reconquista, así como la captura del policía Gribaldo, que también estaba siendo investigado.
Secuestro y captura
Producto de los allanamientos fueron secuestrados otros 200 gramos de cocaína en la casa del policía Bustos, en Javier de la Rosa 5795 de Santa Fe. En el domicilio de la pareja detenida, ubicado en calle Maletti al 2470 del barrio Zazpe de Santo Tomé, la Federal secuestró dos tablets, una balanza de precisión, 3 celulares, chips y anotaciones de interés para la causa. En Reconquista no se halló droga pero se secuestraron dos armas largas sin numeración visible, en poder de un presunto narco de la zona.
En cuanto al otro policía buscado, el allanamiento de calle Almafuerte 1916 de Santo Tomé, arrojó resultado negativo. Sin embargo, dos días después -el viernes 23 de septiembre-, el abogado penalista Claudio Torres del Sel presentó un hábeas corpus ante la Justicia provincial, a sabiendas de que estaba siendo buscado por fuerzas federales; y pasado el fin de semana lo entregó ante el juez Alurralde para ser indagado.
Si bien la situación procesal de los acusados no fue resuelta aún por el magistrado, la semana pasada trascendieron algunas de las escuchas en las que “Pelado” y el “Gordo” dialogan sobre “la cuota”; y en las restantes es el propio Gribaldo el que entabla largas conversaciones en tono amistoso con personajes del mundo del delito, las cuales aquí se transcriben.
Investigar hacia arriba
La investigación se inició en 2014 a raíz de sospechas surgidas sobre la actividad de un hombre al que sindicaban como el principal vendedor de cocaína de Reconquista. Se realizaron intervenciones telefónicas, observaciones y seguimientos entre otras medidas propias de la investigación, a raíz de las cuales se detectó el nombre de su proveedor, que sería un santafesino conocido por su apodo de «Anteojito» y cuyo nombre es Carlos Arce.
Luego se detectó que tanto el nexo, como su pareja -ambos detenidos- viajaba de manera sistemática al norte provincial, presuntamente para llevar la mercancía requerida. La investigación penal atravesó una etapa de zozobra, hasta que en febrero último surgieron nuevos elementos de prueba.
A partir de entonces y ante las firmes sospechas de que uno de los involucrados era funcionario de la Policía de la provincia, se reanudó la labor persecutoria, que culminó con los policías Bustos y Gribaldo tras las rejas.
Fuente El Litoral