La exitosa estadounidense acaba de editar su nuevo disco donde mezcla el pop con el rock y el country folk, mientras Cabeza Flotante y Cam Beszkin entregan muy buenos trabajos.
Lady Gaga acaba de editar su nuevo disco «Joanne», donde mezcla el pop con el rock y el country folk, mientras en Argentina, la banda Cabeza Flotante y la solista Cam Beszkin entregan muy buenos trabajos.
Lady Gaga: «Joanne»
“Joanne», el quinto disco de la cantante estadounidense Lady Gaga, reúne lo mejor de la polifacética compositora en un encuentro entre el pop más clásico, con momentos de rock, country-folk y emotivas baladas.
Además, la voz de la neoyorquina mantiene el elevado nivel que muestra desde su debut con «The Fame», con un amplio registro vocal que no sólo es bonito, sino que trae consigo un gran abanico de colores.
Otra cosa no se le puede pedir a una estrella internacional del pop, que, como si fuera poco, le gusta las polémicas y las peleas: la semana pasada le aclaró ni más ni menos que a Madonna que ella escribe sus propias canciones.
Pese a ello, no tiene pruritos en rodearse por una tropa que sería envidia de La Reina del Pop: el exitoso productor Mark Ronson -ya un coequiper para Gaga-; el productor BloodPop; el compositor folk Joshua Tillman; el australiano de Tame Impala Kevin Parker y Joshua Homme, el rockero stoner de Queens Of The Stone Age.
La sabiduría de Lady Gaga y su media naranja musical Ronson radica en cómo, con todos estos habilidosos enganches, armar una selección que se distribuya en toda la cancha.
Y en «Joanne» esto se logra con creces por lo que se pueden encontrar piezas country como «Sinner’s Prayer» o la canción que le da título al álbum, o tracks más crudos y pesados como «Diammond Heart», pero siempre con un hilo sonoro conductor.
También se sumerge con el mismo acierto en canciones más pop («Dancin’ in Circles» o «Perfect Illusion»), otras en las que mezcla el jazz con el pop, al estilo de sus trabajos con Tony Bennett («Come to Mama») o souleras («Hey Girl», donde la acompaña Florence Welch).
A lo largo de las 14 piezas la instrumentación varía con melodías pegajosas, armadas con cuerdas sintetizadas, guitarras, bajos con mucho groove y beats que ubica a la rítmica en un primer plano.
Sin embargo, pese a que su «focus group» se encuentra en el pop, es justamente en esas canciones en las que el disco pega pequeñas caídas.
«Ay-Jo» y las mencionadas «Dancin’ in Circles» y «Perfect Illusion» son un ejemplo de ello, porque pese a que la producción está a la altura del resto del disco, se trata de canciones sin mucha novedad y creadas en un formato estándar.
Con el resto de la placa, sobre todo en las emotivas «Jus Another Day» y «Angel Down – Work Tape», las dos que cierran «Joanne», Lady Gaga da una lección de cómo mezclar estilos musicales y signarlos con su firma.
El nombre del disco es en homenaje a una tía suya, poeta y pintora, que falleció a los 19 años de lupus, y en su canción Lady Gaga canta: «Toma mi mano, quédate Joanne. El cielo no está listo para vos».
Según declaró a la prensa, los poemas de su tía la ayudaron en su rehabilitación de las drogas, algo que también queda claro en «Angel Down», una canción country con aires a Shiloh Town de Tim Harding y reversionada por Mark Lanegan en su «I’ll Take Care of You»: «Confieso que estoy perdida, en la era de lo social, sobre nuestras rodillas, toma una prueba, para ser amorosa y agradecida».
Tras el rechazado de «Artpop» y el alicaído «Cheek Cheek», Lady Gaga intenta retomar el rumbo con «Joanne», aunque lo paradójico es que ese rumbo parece que se encuentra alejado a los éxitos primigenios.
Cabeza flotante, «Las afueras»
Segundo disco del grupo integrado por Antonio Lamothe en bajo y voz, Manolo Lamothe en batería, Nacho Lamothe en guitarra y voz, Marcos Canosa en guitarra y voz y José María Muriel en teclados. Que eligieron como productor a Hernán Agrasar para plasmar claramente su sonido new wave, post-punk, shoegaze y hasta dream pop.
El álbum comienza con la guitarrera “El Final” con cierto airecitos indie, con buenos arreglos vocales que luego del estribillo es envuelta por un ataque shoegaze de la guitarra al mejor estilo de los Teenage Fanclub. “Nuestros sueños” tiene una base más beat, con la batería tomando como referencia al viejo Ringo Starr, arreglos de teclados y la voz clara con una letra que habla de amores melancólicos en el sur del conurbano bonaerense, esa zona repleta de paisajes románticos a la vera del Ferrocarril Roca, que la convierten en una de las joyitas del álbum.
“Esta noche” abre con las guitarras sonando como los primeros Smiths, con un buen pulso de la base, con un buen trabajo de las voces, el acompañamiento de los colchones de teclados, con una letra contada por alguien que ve el mundo y la vida pasar desde el umbral de su casa.
“Ultimo día de verano” abre con un clima bien new wave retro, con una base de que recuerda a Clem Burke de Blondie y un sonido que trae lo mejor de los Strokes, que habla del caos en un departamento de la costa, cuando el verano se acaba.
“Las voces” es oscura con el bajo al frente, un suave rasgueo, teclados y la voz bien grave y fría hasta que irrumpen el resto de la bandas y es puro dark con un cierre bien sónico con las guitarras azotando los cables. “Un viaje” abre bien new wave y el trabajo de la guitarra la va a embelleciendo.
En “Un poco más” la banda decide abrir con los teclados como si fueran una cajita de música, hasta que las guitarras cortan el clima y le dan aires de buen brit-pop a la canción y en la letra vuelven a referirse al Sur del Conurbano bonaerense. En la misma línea se ubica “Algo” y “A lo mejor” que retoma la línea beat con un buen golpe de la batería.
La melancólica “Te espere” y la más Smith “No se vivir” cierran este muy buen segundo disco de una banda más que interesante fichada por el sello platense Laptra que integran El Mató a Un Policía Motorizado, los 107 Faunos y Atrás hay truenos, entre otros.
Cam Beszkin, «Enamorar o morir»
“Enamorar o morir” es el nuevo disco de esta solista que reafirma su línea cancionera desde un lugar de power dúo a guitarra eléctrica y batería, con crudeza, honestidad y un sonido más que atractivo.
Junto a Arnaldo Taurel, Beszkin conformó un poderoso dúo que ya lleva dos discos y en este se lanza con un sonido bien primal, cargado de electricidad pero también de ironía y critica social como en “Pizca de poder” que habla del “nazi interior” de aquellos que se creen la fama o el poder por un segundo.
“Del Latín: Mortualia” la tiene a Beszkin atronando su guitarra y en las primeras estrofas dándole vueltas al canto desde algún lugar tanguero, mientras Taurel aporrea la batería al estilo de los neoyorquinos los Yeah Yeah Yeahs.
“Enamorar o morir” tiene una guitarra chirriante y a Beszkin rebelándose contra los parámetros sociales establecidos para una mujer. “El propietario” es más sombría y lenta y habla de una amante frustrada esperando que el objeto de su pasión se decida de una vez.
“Mi casa, mi nena” manda la batería al frente, la guitarra entra y sale con cortes, mientras Beszkin ser una decidora de letras con rasgos muy tangueros.
“Shockroom” es en ingles, con Beszkin sola con su guitara al comienzo, aunque luego se suma la batería en una balada que recuerda a Karen O, la cantante de los Yeah Yeah Yeahs por los agudos.
“Ciertas cosas” viene en formato acústico, sin batería, en formato cantautora, mientras que en “Pisco Blues” la electricidad, la prepotencia y la rabia regresan cargados. “Construyendo belleza” tiene un comienzo con la guitarra bien alternativa en una canción en la que este power dúo hace su relectura del blues desde un lugar más moderno, mientras que “Reset” tiene una cadencia más rockera.
“Como un susurro” tiene un comienzo como desgarrado y se convierte en rabia y enojo con la distorsión y el fuerte ritmo de la batería. Para el cierre, Beskinz eligió un blues lento, una balada de lamentos “Corazonotomía”.
Fuente Agencia Télam