Las excesivas lluvias de las últimas semanas volvieron a colapsar la matriz productiva, especialmente en el centro provincial. A los tradicionales reclamos de infraestructura, ahora se suman otros más profundos como la imposibilidad de generar arraigo o diversificar la producción.
El desolador panorama que ocasionaron las lluvias acumuladas entre el 23 de diciembre y el 4 de enero últimos, con acumulados que en varios lugares rondan los 500 milímetros, evocó en los productores el drama de abril de 2016, cuando una situación similar puso en jaque al tambo y ocasionó grandes pérdidas en la cosecha de soja, que estaba lista para levantarse.
A menos de un año de aquel desastre, la reedición del drama hídrico reavivó la discusión sobre la infraestructura regional, especialmente acerca del estado de los caminos, los canales y la provisión de energía eléctrica.
Ante la urgencia, las autoridades del Ministerio de la Producción convocaron a la Comisión Provincial de Emergencia Agropecuaria, pero pidieron esperar que las aguas bajen para debatir obras. La reunión fue muy intensa, con pases de factura para los funcionarios de los dirigentes rurales y también entre organismos públicos, ya la Empresa Provincial de Energía (EPE) se excusó por la imposibilidad de restablecer el servicio eléctrico en zonas rurales a causa de la falta de caminos. Las autoridades propusieron extender la declaración de emergencia -dictada el año pasado y que venció el 31 de diciembre- por 90 días, pero a pedido del ruralismo y los legisladores departamentales finalmente se prorrogó por 180 días.
Como se sabe, la medida ayuda pero no alcanza. El diferimiento (o exención) en el pago de impuestos está lejos de ser una respuesta integral para un problema que se reitera con una frecuencia cada vez mayor dede hace, al menos, una década en la región. Por eso esta vez afloraron con más fuerza planteos estructurales, incluso por encima de lo estrictamente económico. ¿Cómo generar arraigo en el campo sin garantías de accesibilidad o continuidad en el suministro de energía? ¿De qué manera podría disversificarse la matriz productiva, para salir de la agriculturización, si la gente necesaria para una chacra mixta en lugar de incentivos encuentra puras complicaciones?
En la reunión de Emergencia se percibió que los funcionarios temían el reproche de los productores. El Secretario de Agricultura, Marcelo Bargellini, dijo al plantear la tónica del encuentro: “en situaciones como estas tenemos que estar todos sentados en una mesa, buscar estrategias para solucionar en el mediano y largo plazo los problemas; echarnos culpas hoy no tiene sentido, obviamente habrá reclamos pero nos tenemos que centrar en las estrategias de las distintas áreas para adelante, para evitar este tipo de problemática y cómo le damos solución a actividades complicadas, principalmente al sector tambero”.
A su lado, el Secretario de Lechería, Pedro Morini, fue más explícito: “en esta ocasión si no nos arremangamos y no nos metemos al agua vamos a tener conflictos. Yo veo desesperación en la gente. El que vaya a plantear hoy el tema de una obra, hay que hacerlo en 60 días cuando el agua se vaya y ver qué es lo que hacemos; porque no es sólo un problema de obras, viene de mucho tiempo y hemos cambiado la matriz productiva”. Y remarcó: “no hay canal que se pueda llevar toda esa masa de agua”, en referencia a la inundación en el departamento Castellanos, que “tiene mucho más agua de lo que tenía en abril”.
Para Morini, el foco de la reunión debía ser “prorrogar la emergencia y seguir las conversaciones con el gobierno nacional para ver cual es la alternativa de ayuda”. Sostuvo que la prioridad era contener a los productores y a los pobladores que tenían agua en sus casas. Por eso planteó salvar el ganado del modo que sea y propuso buscar productores en zonas secas que puedan recibir hacienda. Y agregó: “yo le pido a todos los funcionarios del gobierno que nos pongamos las botas y vayamos a los lugares, porque desde aquí vamos a solucionar poco”.
Como gestiones especiales, Bargellini relató que el Ministro Luis Contigiani había establecido contactos con Nación para obtener apoyo financiero, principalmente para el sector tambero. Y que solicitaron al Senasa Santa Fe que flexibilicen los trámites para facilitar el movimiento de hacienda.
Morini también pidió a los bancos y a los funcionarios de áreas fiscales que traten lo mejor posible a los productores. Incluso pidió a la Dirección de Emergencia (un área bajo su mando) “ver cómo podemos liquidar todos estos trámites que nos quedaron y los nuevos que se van a dar”, reconociendo que aún hay productores perjudicados por el clima en 2016 que todavía no se hicieron de su certificado de emergencia o desastre. Insólitamente le reprochó a AFIP que le cobre impuestos a quienes no tienen ese documento. “Por más que uno le lleve una foto del campo si no está el certificado de emergencia parece que no hay alternativa; y hay productores que tuvieron, con el campo inundado, que pagar anticipo de ganancias; esto como argentino y santafesino me avergüenza”.
Marcelo Dándolo, presidente de la Sociedad Rural de Las Colonias, planteó a Campolitoral que para los tambos “es otro abril más, con caminos intransitables, con productores que tiraron leche porque no pueden salir; se les cortó la luz y la EPE no puede llegar porque no hay caminos”. Y sumó complicaciones en agricultura por la postergación de la siembra de soja y maíces de segunda, mientras los girasoles que están listos no se los puede cosechar (en ciertos casos se habían pulverizado para desecarlos anticipadamente) y algunos ya empezaron a caerse. Los maíces para silo están buenos, pero no se pueden picar. ‘Si se demoran se enferman y se embolsa mala calidad”, explicó.
“El clima es impredecible y pasan cosas que antes no se daban tan seguidas; de todas maneras vimos una buena intención de canalizar algo fuertemente después de abril y es como que quedó en la nada, entonces de una vez por todas tenemos que transitar un camino para prevenir estas cosas porque vienen para instalarse, si no la pasamos de una emergencia a otra”, reflexionó. Y advirtió: “a muchos productores, sobre todo a los tamberos, se le terminan de caer los brazos; yo creo que con esto se va a profundizar el cierre de muchos más tambos”.
Para el dirigente, por más que el precio de la leche mejore, soportar tres inundaciones seguidas, más la dificultad de retener gente en el campo, “hoy es inhumano” para el productor. “Tenemos que dar una vuelta de página, organizar cómo seguir hacia adelante y tener una visión a largo plazo para empezar a trabajarla”, reclamó.
La declaración de emergencia -dijo el ruralista- puede ser una solución coyuntural, pero “después hay que trabajar para que no se repita por falta de soluciones”. Según su opinión, hace falta un cambio profundo en infraestructura “porque las redes de caminos, rutas y electrificación son viejísimos, entonces hay que atacar eso y modernizarlo”.
Por su parte Javier De La Peña, presidente de Asociación Unión Tamberos, con sede en Franck, una de las zonas que sufre problemas hídricos con mayor recurrencia, sentenció: “seguimos con la misma crisis histórica; el agua no sale, la red de canales no está armada, hay tambos que están sin energía eléctrica y tuvieron que tirar la leche, las reparaciones son lentas, los caminos no están, los ripios se destruyeron en las lluvias de abril y no se recompusieron; o sea que el panorama es bastante crítico”.
Respecto de abril dijo que esta es una mejor época, los silos aún no se perdieron, las pasturas se pueden recomponer, aunque muchas ya se perdieron por 10 días de anegamiento.
Aún así “la perspectiva productiva es mala, por la sucesión de los daños: a lo de abril se agregó la piedra en noviembre y ahora esta nueva crisis hídrica”.
Para el dirigente cooperativo, “seguimos discutiendo cuestiones menores y no las de fondo; y eso lleva a que los productores y los dirigentes nos estemos cansando”. A los problemas de infraestructura sumó los comerciales. “Muchos productores aún no conocen el precio de la leche que entregaron el primero de diciembre y eso no es posible en el mundo actual, donde te cobran interés para todo”, protestó. Tampo es comprensible -dijo- que los bancos, incluso el Nación, no otorguen créditos a productores con un capital muy grande en el campo porque no tienen un contrato lácteo para usarlo como herramienta financiera, “pero se lo entregan a alguien que cosecha y tiene tractores como capital”.
Para De La Peña, Socios de AUT el clima “obliga a analizar un cambio de esquema productivo” para salir del pastoril, que es más vulnerable, hacia sistemas semiestabulados. “Hay que ver quién financia esta transformación”, se preguntó, y reveló que los socios de la cooperativa hoy producen entre 15 y 20% menos de leche que hace un año. “Y ahora habrá una caída marcada, porque ya no hay partos (no se hicieron los servicios en otoño) y con la lluvia ahora es peor”, pronosticó.
Marcelo Aimaro, presidente de Meprolsafe, opinó como Dandolo: “otro desastre más, que se suma al de abril, que creo que se va a llevar a muchos”. Como diagnóstico, sostuvo: “tenemos los caminos cortados y gente tirando leche porque no la puede sacar; otros varados en los campos”.
El dirigente agregó: “la realidad es que no aprendimos; después de semejante catástrofe (de abril) a nivel nacional nadie bajó una línea de hacer algo y a nivel provincial hay intentos de proyectos pero hay que concretarlos, sobre todo una ley de aguas y empezar a realizar las obras maestras que necesitamos”. Sobre todo -afirmó- porque en provincias vecinas, como Córdoba, hubo grandes obras para descargar su excedentes hídricos en Santa Fe.
A las declaraciones del Ministro Luis Contigiani, quien manifestó “la decisión política de que no se pierda un sólo tambo”, Aimaro respondió: “creo que va a ser muy difícil; ojalá se cumpla, pero hay zonas donde se quedaron sin reservas; perdieron las pasturas resembradas y están endeudados ¿cómo hacés para seguir? es muy difícil, no se si el gobierno provincial puede llegar a recomponer las estructuras de estos productores”.
También consideró que las herramientas financieras dispuestas en la emergencia anterior “no sirvieron” al productor, porque sin rentabilidad y desfinanciado es imposible tomar un crédito. “A ese productor hay que salvarlo de otra manera si queremos mantener la estructura productiva y cumplir con lo que decimos del arraigo, la gente viviendo en el campo, que el tambo da trabajo…”.
Desde su óptica, la proyección es de una caída del 25 al 30% de producción lechera entre abril y ahora. “La vaca venía mal, cansada y ahora castigada nuevamente y sin comida ni confort”.
Por parte del INTA, el extensionista de la Experimental Oliveros Luis Carrancio planteó problemas de arrastre desde mediados de 2016 en el sur, con napas altas, sobre todo en el departamento General López. “Venía con una información complicada y anoche llovió de nuevo” -dijo el miércoles- con granizo de gran tamaño y muy prolongado en el cordón hortícola de Arroyo Seco y Fighiera, que destruyó la producción y algunos invernaderos.
En materia de infraestructura, mencionó alcantarillas tapadas, calles anegadas con campos aislados; más otros problemas agronómicos que repercutirán en el futuro: “no se terminó de sembrar, sobre lo implantado habrá que resembrar y ya se pasó la época lógica, que llega hasta la primera semana de enero; y todo lo que se siembre después va a tener un deterioro de rendimiento muy importante”.
Además alertó que no se están haciendo controles de malezas, y no se podrá entrar por varios días a los lotes, por lo tanto los tratamientos van a ser malos. “Si hablamos de malezas resistentes, que después de determinado tamaño el control es difícil, prácticamente vamos a ver un montón de lotes enmalezados con impacto en los rindes”, evaluó.
También reportó pérdida de pasturas y de estado corporal en animales.
La información que manejan en el organismo anticipa un enero lluvioso. “Independiente de la cantidad, al estar la tierra saturada por las napas altas por mínimas que sean las precipitaciones generan complicaciones importantes”.
En este contexto, aseguró que “preocupa mucho la infraestructura, que se sigue deteriorando, y la calidad de vida de la gente en el campo o los pueblos rurales, donde se hace muy difícil el arraigo, que la gente habite el campo”. Y esto -consideró- “desalienta totalmente la pretensión de volver a la chacra mixta que requiere una mano de obra intensa. Es muy grave”.
Fuente Campo Litoral