La plaga avanza por el norte de Santa Fe. Una especialista de la UNL explica los riesgos y las posibles soluciones para disminuirlos.
Una nueva plaga amenaza los cultivos de la provincia de Santa Fe. Se trata de la langosta sudamericana, que ya afecta a Formosa, Chaco, Santiago del Estero y Córdoba. Una especialista de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) explica la dimensión del problema y las perspectivas. También destaca la importancia de la vigilancia.
La langosta sudamericana, a la que los científicos conocen con el nombre de Schistozerca cancellata, origina uniones de miles de individuos formando lo que se conoce como mangas y puede formar frentes que alcanzan varios kilómetros de ancho. “Se trasladan buscando alimento, ayudadas por el viento que les permite realizar vuelos más largos. Son altamente polífagas, es decir que se alimentan de todo material vegetal que encuentran a su paso: cultivos, montes, pastos naturales, etc.”, destacó Isabel Bertolaccini, del Laboratorio de Zoología Agrícola de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la UNL.
Según agregó, se cree que esta plaga, al ser migratoria, de la Argentina fue a los países del norte (Bolivia y Paraguay) y que actualmente está volviendo a nuestro país, afectando a las provincias de Formosa, Chaco, Santiago del Estero, una parte del norte de Santa Fe e incluso la provincia de Córdoba.
Las denuncias del problema comenzaron a fines de junio. Los productores indicaron que mangas de langostas estaban cruzando la provincia de Formosa en dirección sur, favorecidas por el viento norte y las altas temperaturas que se registraron esos días y que permitieron su desplazamiento a la provincia del Chaco.
“Es difícil poder predecir el desplazamiento de las mangas, debido a que sus movimientos dependen mucho de los vientos y de las temperaturas, ya que cuando se elevan se vuelven más activas y reanudan los vuelos. En cambio con frío, las mangas se asientan. Por tal motivo la vigilancia debe ser constante”, destacó la investigadora.
Daños leves
Bertolaccini contó que la aparición de mangas de langostas no se presenta en forma regular, sino que depende mucho de las condiciones climáticas para que se registre un ataque tan importante como el que se dio este año. Sin embargo, en 2015 se reportaron ataques de esta misma especie en los alrededores de la capital de Santiago del Estero y sudeste de la provincia de Tucumán.
“De acuerdo con testimonios de productores y dados los hábitos de alimentación de la plaga, que vuela y se asienta para alimentarse, las langostas atacaron a su paso cultivos tales como trigo, maíz, sorgo, la vegetación presente en campos y montes e incluso cultivos hortícolas, pero se destaca que hasta el momento no se registraron daños de importancia”, continuó.
Frenar el ataque
La especialista señaló que el ataque y las consecuencias se pueden frenar sólo con la colaboración de los productores, a través de las denuncias que realicen de la detección de la plaga; mediante la realización de controles químicos aéreos y terrestres; y con ayuda de las condiciones climáticas. Se trata de un conjunto de factores ante insectos muy móviles, cualidad que hace que sea muy difícil dar una perspectiva de cómo será su evolución en los próximos días. Además, debido a que se encuentra presente en los países limítrofes, actualmente se está trabajando en estrategias de manejo junto con los gobiernos de Bolivia y de Paraguay.
“El Senasa, que ya declaró un alerta fitosanitaria, posee un Programa Nacional de Acridios, por medio del cual trabaja con los gobiernos provinciales y organizaciones de productores en el Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Santa Fe. Los controles de las mangas se realizan utilizando medios de aplicación terrestres y aéreos. Además, los productores agropecuarios deben monitorear sus campos, realizar los controles ante la detección de la plaga y dar aviso al Senasa. También hay que tener en cuenta que es fundamental su detección y control en estadios juveniles, con el fin de disminuir la reproducción y lograr una merma del nivel poblacional”, abundó Bertolaccini.
El Senasa y las provincias realizan seguimientos sobre un área de aproximadamente siete millones de hectáreas. “Actualmente se analizan las áreas donde se realizan los controles fitosanitarios, para bajar la densidad poblacional de la plaga y cortar su ciclo reproductivo, por lo que se solicitó a los productores que, en caso de detectar la presencia de langosta es obligatorio denunciarla. Resulta indispensable el monitoreo de la plaga para realizar el seguimiento de las mangas y para hacer controles fitosanitarios que permitan bajar su densidad. Las tareas más importantes deben centrarse en la vigilancia, las denuncias y el control”, finalizó.
Fuente Campo Litoral