Por carencias estacionales y por virtudes propias, este rubro que históricamente se despreciaba se ha ido ganando un lugar en los mercados ganaderos. Mientras el INTA demuestra cómo hacerlo de manera más eficiente y rentable, el consumo doméstico y la exportación lo demandan cada vez más.
Despreciado hasta hace un tiempo, el novillo de la raza más lechera de la Argentina se ha ido transformando en un nuevo referente de la diversificación productiva para el tambo.
Merced a sus propias virtudes y a la lenta recuperación de la ganadería, se viene ganando un lugar en las góndolas de las carnicerías y supermercados.
Si bien no todos los overos son iguales, ya que pueden ser de tipo “frisón” (con un chorro de sangre de raza carne), o más bien “estilo americano” (más huesudo y estilizado), reflejan la necesidad de aumentar la oferta carnicera para el mercado interno y la exportación.
Según Miguel Romano, rematador de la Cooperativa Guillermo Lehmann, a la entidad “no le dan los números para hacer animales aptos para la cuota Hilton”, pero para la industria frigorífica es una buena oportunidad. Y admite que actualmente cada vez más usan el Holando por su precio, que es un poco inferior, y eso compensa el negocio; pero que sin dudas “en este momento es la vedette en el consumo interno y la exportación”. Romano, que es un verdadero referente en el ambiente de los remates ganaderos, admite que el precio no difiere mucho del de la raza carne, y que además hoy el productor “le encontró la vuelta a ese ternero”, ya que “hoy en 2 años y medio lo engorda, y el que no lo engorda lo recría; pero que hoy ninguno lo desecha. El Holando hoy compite con los otros, porque tiene una carne muy roja y con poca grasa”.
Desde el tambo
Oscar Picco es tambero en la zona rural de Pilar , y desde hace unos cinco años vislumbró la posibilidad de desarrollar esta unidad de negocios dentro de la empresa. “Antes a los terneros Holando les dábamos poco de comer, iban a los potreros castigados porque se aguantaban de todo, les hacíamos algo de tamaño y luego los vendíamos”, recuerda. “Pero desde entonces los alimentamos siempre bien desde la estaca, no los largamos más al potrero, hacemos una crianza y recría con encierro, y los vendemos con 250 kg. a los feedlots”, confiesa. Picco le cuenta a Campolitoral que esta raza tiene una excelente conversión de alimento a carne, lo que les permite hacer un animal con unas condiciones muy carniceras que se aprecian en la feria, “algo que no pasaba años atrás”.
En su establecimiento los novillos se alimentan con un mezcla de ración (sencilla de formular) compuesta de algo de silo, algo de fardo (o fibra), y algo de expeller o grano de maíz. Comen el 3 % de su peso vivo y con eso meten 1 kg. de carne por día, y esa relación costo contra lo producido es una ecuación que cierra. “Antes vendíamos novillos flacos, huesudos o criados a la buena de Dios. Ahora van muy bien encaminados desde un feedlot al mostrador, creo que eso ha ido achicando la distancia con las razas carniceras”, manifiesta y reconoce que no se decidió antes “por desconocimiento”, ya que implementar esta modalidad no requiere ninguna estructura, más allá que alguna batea y algunos boyeros para el encierre. “Es algo modesto pero que se justifica plenamente”, sostiene.
A nivel general, Picco admite que las perspectivas del tambo están muy atadas al clima “que nos viene jugando muy feo desde hace tres años. Es determinante saber si esto es un cambio climático que vino para quedarse o simplemente es un ciclo que se va a normalizar”.
Feedloteros
Un poco más al norte, en Gobernador Candiotti, hay una empresa que se han especializado en el negocio del Overo desde hace bastante tiempo. Oscar Carotti y su hijo -ambos veterinarios- vieron la “veta” y decidieron especializarse en el rubro alimenticio para “sacarle el jugo” lo máximo posible a esta categoría.
“Empezamos con un feedlot pequeño y lo fuimos desarrollando desde ahí”, recuerda, y agrega que la metodología implica comprar el ternero entre 150 a 180 kg., luego de lo cual le “meten” 100 kg. sobre pasturas de alfalfa con suplementación; después lo mandan al engorde a corral y le agregan entre 100 o 200 kg. en base a picado fino de maíz o sorgo, maíz o grano de sorgo, y algún suplemento proteico con pellet de girasol o soja.
“Empezamos a comprar novillos overos cuando nadie lo hacía, y entonces había una diferencial de precio entre el mestizo con el Overo. No los quería nadie, y viendo ese diferencial de precio empezamos el negocio”, recuerda. “Nos gustó la conversión, la ganancia de peso, y por eso seguimos avanzando, aunque hoy se está perdiendo un poco aquella diferencia de precio porque muchos vieron el negocio y ante la escasez de terneros y viendo como ha mejorado, todos aprendieron más del tema. Por eso hoy el negocio no es tan bueno como antes, porque hay mucho más demanda; pero nosotros seguimos”.
Según Carotti la clave es la diversificación. “Hacemos el novillo liviano para el mercado interno, y el más grande se destina a otro tipo de mercados; en algunos casos suplementando en alfalfa, recriamos y después lo metemos al corral”. Y admite que el secreto del engorde del Overo pasa por pagar una diferencial de precio en la compra y bajando los costos de alimento, trabajando luego su buena ganancia de peso y su conversión. “Si bien come mucho también gana mucho por día, alrededor o arriba de 1,5 kg. por día”.
También reconoce que el feedlot es un negocio rápido, cíclico pero vulnerable, porque depende de variables que no se pueden manejar. “Si no sos matarife o abastecedor tampoco manejás el precio de venta, y un insumo importante como el precio del maíz, también es determinante. Por suerte hoy está relativamente bajo, por eso ha aumentado la cantidad de animales en encierre. Por cada un animal que sale entraron 1,2 al encierre”.
Además, reconoce que hoy existen alternativas superadoras para operar con mayor estabilidad. “Ahora se puede tomar posiciones en el Mercado a Término o en Rosgan, lo que puede permitir darle mas estabilidad al negocio con parámetros fijados con anterioridad”.
Finalmente asume que se trata de un negocio zafrero (ligado a las épocas de parición), que es algo que están tratando de modificar. “Por eso en la medida que podamos hacer una recría podremos salir de esa zafra fuera de la estación y acomodar los precios. Como consejo, siempre hay que tener volumen, porque con 50 terneros solos no alcanza”, reconoce.
Fuente SRLC por Federico Aguer