Las sospechas sobre qué iba a pasar con la Policía Comunitaria, que empezó a funcionar en 2014 en la ciudad, dieron un giro casi total. Esa fuerza policial específica de cercanía con el vecino fue rediseñada en términos organizacionales y operativos, con un control tecnológico de su trabajo en calle y una redistribución territorialmente más afinada.
La “nueva” Comunitaria estará presente con unos 270 agentes en siete barrios de la ciudad de Santa Fe (Centenario, Roma, Siete Jefes, Dorrego, Las Flores, Barranquitas y Alto Verde), y dos de Santo Tomé (12 de Septiembre y Chaparral). La policía de caminantes ya funciona con el nuevo esquema en Centenario y en los dos distritos de la vecina ciudad.
Serán los conejillos de Indias: luego se aplicará progresivamente al resto de los barrios.
Además, cada recorrido de los policías comunitarios (caminantes o motorizados), que trabajan en binomios, estarán geolocalizados. Los handies utilizados por los agentes tendrán incorporado el sistema digital Tetra, que es como un rastreador GPS. Esto implicará que desde la cartera de Seguridad se podrá saber con exactitud qué y cuántos recorridos hizo tal o cual agente, y en qué horarios.
Los barrios donde actuará la Comunitaria se subdividieron en cuadrículas de “microbarrios”. En cada microbarrio el binomio de agentes tiene un recorrido predeterminado: debe desplazarse (por esa cuadrícula), y sólo saldrá para ir a los llamados “senderos solidarios”, lugares y horarios específicos llamados “críticos”, pues son los más expuestos a hechos delictivos (salidas y entradas de alumnos a escuelas, hospitales, comedores comunitarios, por ejemplo).
Hace 10 días se comenzó con el nuevo esquema en los dos barrios de Santo Tomé. La semana pasada empezó en Centenario y en las próximas semanas se aplicará en los otros barrios. “Primero queremos evaluar cómo funciona este rediseño en los distritos iniciales. Se irá gradualmente: si largamos los 9 barrios juntos puede que algo no salga bien. Si hay que hacer ajustes en base a la experiencia inicial, se harán”, explicó a El Litoral Pablo Cococcioni, secretario de coordinación de Gabinete del Ministerio y Articulación con el Poder Judicial.
Geolocalización
El Tetra es un sistema de información digital encriptado, con acceso de seguridad y trazabilidad: con él puede seguirse quién mantuvo una comunicación y con quién: queda todo registrado. ¿Por qué se aplica este sistema tecnológico? “Porque el Tetra aplicado en los handies de comunicación es algo muy similar a la geolocalización GPS, y nos sirve como un instrumento de medición y de evaluación de resultados de la propia Policía Comunitaria”, dijo el funcionario
Para Cococcioni, la idea central de la reestructurada Policía Comunitaria es “tener al agente más en calle, no ya en la casa o casilla comunitaria”, georreferenciado y con un recorrido predeterminado. “Ése es el objetivo. Queremos a la Comunitaria más en la calle, como pretende el ministro de Seguridad (Maximiliano) Pullaro”, insistió.
Otro dato: en la “nueva” Comunitaria se desafectarán algunas dependencias físicas (policiales) “que no tenían sentido mantenerlas. Esto demandaba mucho recurso humano. Se trata de un cambio de paradigma integral de los aspectos más importantes de la política de seguridad en todas sus escalas”, agregó Cococcioni (ver Paradigma).
Microbarrios
“Centenario, por ejemplo, se dividió en tres microbarrios, con dos binomios de agentes caminantes y un binomio de motorizados, todos de la Policía Comunitaria”, aportó Julio Román, asesor de esa secretaría del Ministerio. “Es un barrio que necesita más dinámica en cuanto a la presencia policial, por los antecedentes delictivos. Por eso, se decidió disponer de dos agentes motociclistas”.
El caminante comunitario sólo se sale de su recorrido predeterminado en horarios considerados “críticos”: a la salida de una escuela, en un Eempa durante la salida de los profesores. Y luego volverá a su trayecto.
Cococcioni mostró una pantalla. “Si un vecino viene y nos dice: ‘Los agentes comunitarios no caminan mi barrio’, yo podría mostrarle con exactitud, mediante esta geolocalización monitoreada, por dónde caminó ese agente, su nombre y apellido, qué día y horario. Ésta es la información objetiva que necesitamos para determinar los resultados de la Comunitaria”.
El monitor de la pantalla mostraba el área de acción en el ejido urbano. Había puntos de colores: verdes, amarillos y rojos. “Cada color va marcando la actividad y la periodicidad de los patrulleros. Lo mismo se implementará para los recorridos de los agentes. Con esto se tiene un método objetivo y controlable: es decir, sabremos si el agente caminó o no el territorio, y cuántas veces, 2, 5 ó 10 veces”, agregó en asesor.
Percepción de inseguridad
El secretario no desmereció la mirada de los vecinos respecto de la inseguridad. “Hay una dimensión sobre lo que es la percepción por parte de la gente que no la discutimos. Si alguien dice: ‘No siento que haya seguridad en mi barrio’, se entenderá. Pero ahora, lo que se puede probar fehacientemente es qué agente pasó, por qué esquina, y cuánto tiempo demoró. Es un sistema de medición objetivo”.
“No descartamos la mirada del vecino, al contrario: por eso estamos haciendo las reuniones con las vecinales por distrito (este diario dio cuenta de estos encuentros en ediciones pasadas). Nos interesa ver cómo la gente percibe el fenómeno de la policía. No obstante, tener una herramienta como ésta (la geolocalización de agentes comunitarios) permite construir un diálogo distinto con los ciudadanos. No será un diálogo a ciegas, sino con información objetiva”, resaltó Cococcioni.
Evaluación y encuesta
Consultado sobre qué evaluación hace de la Comunitaria, Cococcioni consideró que hubo “experiencias diversas”. “Hablo de lugares donde la Comunitaria funcionó bien, y en otros no tan bien. Allí donde funcionaba bien no se hicieron grandes cambios, pero se incorporó la georreferenciación. Y en otros lugares se trabajó más en su rediseño organizacional”, precisó.
En líneas generales, calificó que hasta ahora la experiencia de la “nueva” Comunitaria está siendo “valorada positivamente”. Pero a esta reestructuración se la irá midiendo, insistió. “Está previsto hacer una encuesta de satisfacción con los vecinos, para tener otro elemento de cualificación. Las políticas públicas hay que evaluarlas, pues estamos administrando dineros de la gente para darle seguridad”.
Paradigma
La Policía Comunitaria empezó a implementarse en 2014, en Santa Fe, Santo Tomé y Rosario. Forma parte del Plan de Seguridad Democrática y está integrada por personal policial que no realiza tareas administrativas ni depende de una comisaría, sino que se vincula con vecinos e instituciones. Depende del Ministerio de Seguridad del gobierno provincial.
Cococcioni asumió su cargo hace un mes y medio. “En un primer momento teníamos una Policía Comunitaria enmarcada en un proceso político de creación de policías especiales (nodos, desprendimientos de la PDI y otras policías investigativas). Fue un proceso de reforma”, recordó Cococcioni. “En este nueva etapa de la gestión hay un nuevo esquema de referencia, un rediseño de los lineamientos principales de toda la política de seguridad. Y la Comunitaria no queda al margen”.
La base del todo el nuevo lineamiento es el denominado Plan Cuadrante (nacido en Chile), “que aquí se denomina Plan de Policiamiento Preventivo por Capas. ¿Qué es esto? Una estrategia para desplegar los recursos policiales en un territorio que saca del eje de la cuestión la dependencia física (comisarías, subcomisarías, destacamentos) y pone el énfasis en el despliegue real, controlable y objetivo de los efectivos policiales en territorio”, explicó el secretario.
“Este nuevo paradigma busca salir de una distribución de fuerzas policiales en una pluralidad de destacamentos e instalaciones edilicias, y pasar a un despliegue centralizado mediante el Centro de Monitoreo, el sistema 911 y del patrullaje ‘por capas’”, amplió Cococcioni.
“Había una policía pensada desde hace un siglo y medio, donde la ciudad tenía características como de pueblo: en cada barrio, el policía conocía a todos los vecinos, porque eran pocos. Y había fenómenos criminales que eran relativamente simples (formas primarias como el hurto). Pero hoy nos enfrentamos a una escenario sumamente cambiante: la criminalidad es mucho más compleja. Todas las funciones clásicas de las comisarías empiezan a entrar en crisis”, expresó.
Con todo, en la nueva criminalidad “hay formas más diversas, e incorporación de tecnología tanto del lado del Estado como así también del lado de los delincuentes. Entonces, en vez de darle a cada comisario una serie de móviles, efectivos policiales y partidas para que éste se autoadministre, se empiezan a centralizar todos los recursos”.
En este sentido, el control mediante la tecnología Tetra es uno de los elementos centrales: “El despliegue de patrulleros se controla mediante georeferenciación por el sistema 911, y las denuncias se hacen en Fiscalía o en los Centros Territoriales de Denuncias. Y la Policía Comunitaria, en este nuevo diseño, no podía quedar ajena al proceso de reestructuración y cambio de paradigma en las políticas de seguridad”, cerró.
Fuente El Litoral