El avance de las vacas hacia regiones marginales plantea la necesidad de pensar en la calidad de los alimentos que se incorporan a las raciones de los rodeos. Los subproductos de la industria oleaginosa y frutihortícola surgen como opciones promisorias.
De cara a la próxima década, la producción ganadera en la Argentina se enfrenta a nuevos desafíos producto de su expansión y relocalización geográfica en zonas marginales.
Además, existe una mayor exigencia de calidad de las carnes por parte del consumidor, tanto en el mercado interno como en el externo.
“Este escenario demanda un replanteo en el que surgen alternativas nutricionales promisoras como los subproductos oleaginosos y frutihortícolas, malezas y especies arbóleas que permiten adaptarse a esta nueva realidad”, aseguró Aníbal Fernández Mayer – nutricionista del INTA Bordenave, Buenos Aires–.
Es que, de acuerdo con el especialista, las condiciones para producir carne son cada vez más complejas por efecto del clima y de los suelos, un escenario que, con el tiempo, se va a exacerbar porque las buenas regiones dela Pampa Húmeda serán ocupadas por la agricultura en una mayor proporción.
Para enfrentar esto, Fernández Mayer no dudó en subrayar que la clave para lograr una buena producción de carne de calidad en un sistema rentable está en la calidad de los alimentos que se implementen en la dieta de los animales.
En este sentido, ponderó el aporte nutricional que pueden dar los subproductos de la agroindustria y residuos de la cosecha fruti-hortícola, como así también los rastrojos de la cosecha fina y gruesa disponibles en todas las regiones de la Argentina. Además, destacó los alimentos novedosos como los pastos naturales, las malezas y las especies arbóreas, entre otras alternativas.
Por lo que uno tira otro suspira
Entre las alternativas nutricionales novedosas o poco exploradas se destacan los subproductos de la agroindustria y residuos de la cosecha fruti-hortícola como la pulpa fresca de frutas y vegetales.
Para Mayer, “los desechos de frutas y hojas tienen un gran potencial nutricional con un buen contenido en azúcares y alta proporción de agua”. Por esto, el ensilaje es el mejor método para conservarlos.
A fin de asegurar una adecuada fermentación, es necesario mezclar estos residuos con alguna fuente correctora y fibrosa –tipo pajas– o rica en azúcares –tipo granos o melaza–. De esta forma, se mejora la calidad y la condición del ensilado.
En referencia a la pulpa de tomate –mezcla de hollejo y semillas– representa un quinto del peso total del tomate fresco y tiene un alto valor nutritivo, por tratarse de una fuente rica de proteínas. Para su ensilado, es preciso mezclar capas alternadas de pulpa con otros subproductos fibrosos, tales como paja triturada o salvado de trigo para absorber y evitar la pérdida del efluente.
La torta de prensado de aceitunas es un residuo que contiene el hueso y la pulpa. Se obtiene al finalizar la extracción del aceite y su valor nutritivo es bajo, pero es útil en períodos de escasez de forraje. Debido a su alto contenido de aceite (de10 a 14 %) si la torta permanece a la intemperie se deteriora rápidamente.
Por su parte, el orujo de uva es un residuo que contiene semillas, pulpa y tallos con un contenido de 50 % de materia seca y un valor nutritivo relativamente bajo. Al ensilar el orujo fresco mezclado con subproductos de alta calidad como el salvado de trigo, la pulpa de tomate u otros residuos energéticos-fibrosos, se mejora su fermentación y su almacenamiento y se obtiene un ensilaje bien conservado y apetecible.
En general, los residuos de la industria de jugos tienen un nivel bajo de materia seca (13 al 18% MS), de Proteína –5 al 9 %–, de Calcio y Fósforo. En cambio, tienen muy buena digestibilidad (75 al 90 %) y concentración Energética (2,6 a 3,4 Mcal Energía Metabolizable/kg. MS), aportado por un alto contenido de azúcares solubles y ricos en fibra muy digestible –11 al 12%–.
El orujo de manzana es un residuo de la industria de jugos y de la sidra, compuesto por la pulpa, cáscara y endocarpio –centro– pobre en proteínas (6 al 8 %) y moderado en energía, con un bajo nivel de materia seca (10 al 15 %).
Mientras, los subproductos del banano son de gran importancia para la alimentación de rumiantes y comprenden las frutas rechazadas –verdes, no maduras y maduras– que son una buena fuente de energía para los animales. Las vacas lecheras o bovinos para carne las apetecen y pueden consumir grandes cantidades.
Los niveles de Fibra Bruta (FB) y Proteína Bruta (PB) son bajos como también el contenido de minerales, por lo que deben ser distribuidas con pasto fresco u otro forraje voluminoso para prevenir problemas en el rumen. Además, de agregar un suplemento rico en proteína y en minerales.
Cuando se dispone de grandes cantidades de rechazo de banana se puede ensilar, para ello se lo debe triturar y mezclar con uno o varios alimentos ricos en proteína, como orujo seco, desecho de pescado y hojas de yuca o mandioca.
Por su parte, las hojas y pseudotroncos del banano son fuentes de forraje muy útiles en muchos países tropicales, sobretodo en la época seca. Se pueden triturar y distribuir frescos o se pueden ensilar. Tiene niveles muy bajos en proteínas y minerales.
Por ello, es necesario agregar alguna fuente rica en proteína, como harinas de oleaginosas, bloques de Multinutricionales (BMN), hojas de yuca o mandioca, orujos, etc. para mejorar su respuesta productiva. Los pseudo troncos se pueden triturar y ensilar si se agrega una fuente fácilmente fermentable de carbohidratos como melaza o raíces cortadas y alimentos ricos en proteína se obtiene un buen ensilaje.
En cuanto a los subproductos oleaginosos, Mayer destacó la harina de cártamo y de colza. La primera, es rica en fibra y niveles medios a altos en proteína (18-22 %). La segunda se destaca por su alto nivel proteico (alrededor del 37% sobre base seca) y se caracteriza por ser muy aceptado por los rumiantes.
A su vez, las malezas ocupan un lugar destacado de la mano de la flor amarilla con buenos rendimientos en forma de henos (rollos o fardos), donde la calidad se concentra en sus hojas, alcanza a valores nutricionales similares al heno de alfalfa pura. Algo similar está ocurriendo, aunque en una fase más preliminar, con otras como el Cardo Ruso (Salsola kali) y Olivillo (Hyalis argentea).
El desarrollo de la ganadería con el uso de especies arbóreas (leñosas, arvenses o arbustivas y trepadoras) asociadas a las pasturas se destacan por los altos niveles proteicos (20 al 28 %) y moderados a bajos contenidos en fibra (niveles de Fibra de Detergente Neutro –FDN- inferiores al 50%). Entre ellos, se puede mencionar a la Mora (Morus alba), Leucaena (Leucaena leucocephala), Gliciridia (Gliricidia sepium), Pithecellobium dulce, Acacia farnesiana.
Fuente INTA Informa