Ante los hechos de público conocimiento, un nuevo atentado relacionado con quienes en algún momento formamos parte del Poder Judicial y la lucha contra la narcocriminalidad en la ciudad de Rosario, deseo expresar mi solidaridad, respaldo y apoyo, con el agente de policía que cumple funciones en la División Judiciales y que forma parte de la custodia personal que me fuera asignada por mi actuación en el pasado como jueza penal.
En honor a los acontecimientos he decidido, en conjunto con quienes integran el Nuevo Espacio Santafesino, suspender todas las actividades públicas que estaban previstas para este fin de semana, atentos a priorizar la seguridad de quienes forman parte del equipo de trabajo que me acompaña.
Asimismo, deseo manifestar mi más fuerte repudio a estos hechos de violencia que exceden los ataques a la Justicia y generan situaciones de riesgo para toda la sociedad. Una sociedad consternada, expuesta al accionar criminal de grupos minúsculos, que está harta de la inseguridad.
Resulta preocupante la errática política de seguridad que lleva adelante el gobierno de Santa Fe. Algo está fallando, algo hay que revisar. Es necesaria una autocrítica de quien conduce la policía, institución que atraviesa su etapa de mayor fragilidad desde que se tenga memoria en esta provincia.
En momentos difíciles, complejos para una ciudadanía afligida, es cuando más debemos alzar la voz y decir basta. Basta de violencia. Basta de inseguridad. Basta de mirar para el costado. Es hora de exigir a los responsables de la seguridad que se hagan cargo, de una vez por todas, de convocar a una gran mesa de diálogo con todos los sectores políticos, para repensar el futuro de la seguridad en la provincia de Santa Fe.