Con herramientas del Código de Comercio la producción impulsa la intención de avanzar sobre la forma, precio y plazos de pago de la leche cruda, ante la negativa industrial y política
Desde un caramelo hasta un auto, pasando por un café, todo tiene un precio cierto en este país, pero no la leche cruda.
El gran problema de la lechería, el valor y el plazo de pago al productor es algo que debe modificarse, para darle certezas al sector y sobre todo para poder generar un mercado real que sea el que ajuste los precios, que permita una formalización pendiente, que es la que en definitiva debilita a la lechería y cada día pone a más tambos en riesgo.
Hace muchos años que Eduardo García Maritano, coordinador de la Comisión de Lechería de CRA, habla de la necesidad de institucionalizar el mercado de la leche. Como si fuera un juego de fútbol, pasar de jugar el picadito en el potrero del barrio, para armar un equipo y desembarcar en el Monumental.
Hace relativamente poco tiempo que Confederaciones Rurales Argentinas tomó el tema como propio, como norte para el tema lechero y a partir de ello se empezó a gestar un diálogo que parece prender entre algunos para florecer como idea concreta para el sector, sobre la cual ya ningún eslabón de la cadena puede decir desconocer. La causa incluso llegó a oídos del Presidente de la Nación a comienzos de este año; y seguramente retornará en diciembre cuando Mauricio Macri vuelva a recibir a la Mesa de Competitividad Lechera.
De este tema se habló durante la semana anterior en la última reunión de la FunPel, donde la producción propone y la industria dilata los tiempos, haciendo uso del desentendimiento de la política.
La clave es lograr tener reglas de juego comerciales, que se cumplan, para poder generar un bien, venderlo y cobrarlo, para transformarlo así en parte de los agronegocios. La renta depende de un entorno institucional a nivel nacional, de la competitividad de los eslabones de la cadena y de un marco transaccional.
Definir qué es leche, su composición de base para tenerla como referencia (hoy hay una suerte de estándar pero no se usa como tal); el precio de referencia, detallado sobre esa definición inicial, ayuda a definir la transacción entre las partes (las cifras del Siglea es un promedio de precios, no es de referencia); añadiendo condiciones pactadas; todo esto lleva a posibilidades de arbitraje si surgen diferencias entre las partes, de manera ágil y transparente.
Según García Maritano, lo que falta para que se pongan en marcha los mercados institucionalizados, que son los que tienen reglas de juego comerciales, es “aplicar las normas vigentes”. “Después del dictamen del Colegio de Abogados de Rosario, a quienes les pedimos que definan la mejor manera de traspasar la propiedad de la leche, queda claro que la transacción de leche está encuadrada dentro de lo que es un contrato de suministro, por eso no hay que confundir un contrato oral o escrito, como cualquier forma de transaccionar, con una formalización, lo cual es lo único que genera salvaguardas para ambas partes, a partir de un detalle exhaustivo de lo que se vende, para no generalizar”.
Hoy la leche se sigue entregando
Del mismo modo, “el contrato de suministro puede tener dos formas de precio, el determinado por monto y tiempo estipulado; en tanto el precio determinable surge a partir de un precio determinable, que puede darse a través de una forma polinómica o el precio de pizarra”, para evitar posiciones abusivas.
Aquí se evalúa que los valores que aporta el Sistema de Gestión Integral de la Lechería Argentina no conforman un valor concreta, ni fiable. “No sirve como pizarra para ajustar transacciones, porque simplemente funciona como un promedio de precios sobre parte de la producción nacional, que no cuenta con una auditoría suficiente en cuanto a transparencia y claridad de los datos. Hay mucho por mejorar en el Siglea, porque faltan certezas y consistencias”.
De no ser un contrato de suministro, lo que se podría aplicar al eslabón inicial de la cadena es un esquema de compra-venta, incluído en el Código Civil y Comercial. “Esto claramente no se cumple porque una compra-venta oral tiene el pago contado, mientras que para los pagos diferidos deben operar otras maneras de formalizarlo”.
Por eso García Maritano lo ubica bien, siempre se retorna al problema del precio que es “la piedra angular del sector, no por alto o bajo, sino en función de quién lo determina, porque hoy el escollo mayor para la implementación de mercados institucionalizados es que la industria no quiere abandonar la forma unilateral de fijación precio”. Del mismo modo, de unirse la oferta, la demanda concentrada se puede modificar.
El dirigente de CRA sostiene y con razón que “con mercados y reglas de juego se dispara la producción, ya pasó esto con los cereales recientemente, porque es imposible generar producciones sostenidas en el tiempo si no hacemos esto, debemos evitar la concentración”. Deben los Estados intervenir para que las relaciones sean equitativas, no tiene relación esto con la renta, sino con emparejar condiciones y cumplir leyes o normas vigentes, que no es una cuestión optativa, sino constitucional.
Obviamente que entre las entidades existen diferentes miradas, por eso hay distintos espacios de representación gremial, pero aunar esfuerzos, conseguir unir fuerzas para acceder al objetivo de formalización en la lechería es fundamental, porque los sistemas de comercialización en definitiva ordenan las cuestiones para todas las escalas, mejoran las condiciones para chicos, medianos y grandes, con reglas comunes.
La leche debe lograr construir su mercado, tiene los elementos listos para hacerlo aunque falte decisión y así llegar a ser el cuarto mercado, detrás de cereales, oleaginosas y carnes, dentro de 31 cadenas agroalimentarias que se desarrollan en nuestro país.
Fuente Elida Thiery