Falta humedad en el perfil y la economía luce muy amenazante. “Los productores están un poco retraídos”, indicó un asesor en la zona de Gálvez. A favor: el precio a cosecha y el abaratamiento de fertilizantes.
La campaña de trigo que próximamente se iniciará en el centro santafesino no está exenta de incertidumbre y los productores podrían “bajar un cambio” para mantenerse líquidos, tras los buenos resultados del ciclo 2019/20 en la zona. Por el momento el precio a cosecha cierra, pero un leve retroceso podría modificar planes de siembra, especialmente en aquellas áreas donde falta humedad en el perfil.
Sobre lo que ocurre en Gálvez y alrededores, el ingeniero agrónomo Claudio Bosco comentó: “con perfiles cargados o con un poco más de agua la gente se va a animar a hacer trigo”. Pero aclaró: “con un poquito menos de precio ya no se animan”. De todos modos, en general estimó que “se va a sembrar menos”. Y marcó el contrapunto con la experiencia de hace un año, cuando con sus clientes buscaba lotes para sembrar. “Había una fiebre del trigo; pero esta campaña no”.
A su alrededor, Bosco observa “que los productores están un poco retraídos”. Al respecto señaló que “quieren estar un poco líquidos; el año pasado se sembró con plata prestada pero hoy con esta incertidumbre prefieren endeudarse menos”.
El asesor indicó que en este marco su estrategia consistirá en relegar los lotes de menor aptitud, donde haría cultivos de servicio, para destinar al cereal los de mayor potencial. Y en virtud de la escasa humedad y la gradual disminución de lluvias que se espera estacionalmente, optar por una siembra tardía con ciclos cortos a la espera de una recarga del perfil en los meses de mayo y junio.
“Se ven lotes con humedad en superficie, pero no hay más de un metro”, alertó. Es una buena noticia donde hace un año tenían problemas de napa (bajaron de 1.20 a 2.5 metros), pero “en general los potreros no están del todo cargados para arrancar la fina”. Y como las precipitaciones irán disminuyendo a medida que se acerca el invierno vale pensar estratégicamente. “La fina lo ideal es arrancarla con tanque lleno para pasar ese período de poca agua hasta agosto”, porque no es probable recargar en junio. Pero eso hoy no ocurre, por lo que decidió apuntar a variedades cortas, “jugando con esa recarga que podría llegar en abril y mayo; y hacer siembra de junio y alguna de julio también”. De todas formas aún hay varias semanas antes del inicio de la siembra, de mediados de mayo en adelante, para “ligar” algún chaparrón.
Respecto del precio actual a cosecha, contrapuesto con la soja “es buenísimo” porque históricamente la relación fue casi dos de trigo por uno de soja. Pero con la oleaginosa en u$ s 200 dudó: “no se si el trigo está muy caro o la soja muy barata”. En un doble cultivo o en una rotación -agregó- el número relativo del trigo es mucho más pesado que antes.
También marcó un dato interesante: con u$ s 170 a diciembre, el cereal está más fuerte para la compra de fertilizantes que el año pasado. “Un fosfato diamónico o un fosforado valía cerca de u$ s 500 la tonelada con un trigo de u$ s 170/80 y hoy está 430; mientras que urea bajó de 430 a 360. Se acomodaron un poco los precios y con menos kilos de cereal comprás más fertilizantes”, evaluó.
Fuente Campo Litoral