Siguiendo con el recorrido por nuestra historia, hoy, vamos a hablar de Don Domingo Brusa, quien asumió un gran desafío durante la década de los años 20’… dotar de energía eléctrica a Franck.

En efecto, Don Domingo adquirió la llave y los derechos de la usina mediante Escritura Pública Nº 152 firmada ante el Escribano Público Santiago Dobler el 12 de Julio de 1.929, proveyendo luz eléctrica a todos los hogares del pueblo de Franck hasta finales de 1.960.

Don Domingo traslada la precaria usina recientemente comprada – que funcionó durante un período corto de tiempo en la esquina S.O. de Rivadavia y Saavedra – a la calle Rivadavia 2329, lugar en el que sus motores marcharon hasta su cierre definitivo.

Durante más de 30 años, en la usina trabajó Don Domingo junto a sus hijos José y Manuel y a sus nietos Donaldo, Domingo, Romeo y Víctor, mientras que su única nieta – Chita – colaboraba en el proyecto familiar encargándose de la confección de los recibos y la cobranza. Ayudaban en las tareas el Sr. José A. Brusa y el Sr. Gabriel Chuard. Proveían de energía eléctrica a los hogares desde las 6 de la mañana y hasta pasadas las 12 de la noche.

La usina contaba con dos motores “Ruston” de origen inglés de 25 y de 50 HP respectivamente.

Y como si se tratara de una novela…de una novela que llega a su final, el 21 de diciembre de 1.960 se apagaban por última vez los motores de la usina pues la modernidad había llegado a Franck. Esa misma noche también latió por última vez el corazón de Don Domino Brusa.

Hoy, una calle de la localidad lleva el nombre de esta destacada persona que dejó su marca en la historia y progreso de Franck.