Evitar la exposición directa al sol y tomar precauciones en la alimentación y la hidratación, en particular para cuidar a niñas y niños, y personas mayores.
El golpe de calor sobreviene cuando el cuerpo no puede regular su temperatura. Una manera de reconocerlo es: Temperatura corporal extremadamente elevada (superior a 39°) piel enrojecida, caliente y seca, pulso rápido y fuerte, dolor de cabeza palpitante, mareo, náuseas, confusión y pérdida del conocimiento.
Ante la presencia de alguno de estos síntomas se recomienda estar alerta y consultar con urgencia al Centro de Salud más cercano.